jueves, 16 de diciembre de 2010

Conspicuus




Pienso en tus ojos y me trabo.
Siento que me observo desde tu mirada insondable.
Desquiciando el infinito en cada pupila tuya,
así uno aprende a medir lo inconmensurable.

Pienso en tu mirar y me pierdo.
Cesan las palabras banas y
desisto con la osadía de describirte.
Enloqueces a un a los dementes cuando miras;
como solo tú sabes hacerlo.

Pienso en ti.
Destacan tus luceros.
Permiten que sienta la desnudez de la turbación primigenia.
Pienso en ti y me gana tu mirada.
Como si pudiera decantar entre mis dedos
la trayectoria que siguen tus pupilas al quemar en tu mirar.
Pienso en ti cada vez que me veo en el espejo,
y mi ojos brillan pareciendo los tuyos en el recuerdo.

Te ríes cuando digo; te burlas de mi nervios.
Nada sirve para rescatarme de tus ojos.
Nada sirve para devolver a mi la calma,
cuando posas en mi tus ojos infinitos.


Por el placer de perderme en las
 ventanas de tu alma de caramelo

Mirándote te pienso.
Pensándote te beso.
Besándote te miro.
Mirándote me encuentro.